¿Qué es un Tumor de Vejiga?
El tumor de vejiga es un crecimiento anormal de células en la mucosa o en las capas más profundas de la vejiga urinaria. Puede ser benigno o maligno, aunque en la mayoría de los casos se trata de cáncer de vejiga, una de las neoplasias urológicas más frecuentes.
Causas y Factores de Riesgo
Aunque no siempre se identifica una causa exacta, existen varios factores de riesgo asociados al desarrollo de tumores en la vejiga:
Tabaquismo: Es la principal causa de cáncer de vejiga, ya que las sustancias tóxicas del tabaco se eliminan por la orina y pueden dañar el revestimiento vesical.
Exposición a sustancias químicas: Trabajadores en industrias químicas, tintes, plásticos y metales pueden estar en riesgo.
Inflamación crónica de la vejiga: Infecciones urinarias recurrentes o irritación crónica (como la causada por sondas permanentes) pueden aumentar el riesgo.
Factores genéticos: Antecedentes familiares de cáncer de vejiga pueden aumentar la predisposición.
Edad y género: Es más frecuente en hombres y en personas mayores de 55 años.
Síntomas del Tumor de Vejiga
Los síntomas pueden variar, pero los más comunes incluyen:
Hematuria (sangre en la orina): Es el síntoma más frecuente y puede presentarse de forma intermitente.
Urgencia y frecuencia urinaria: Necesidad de orinar con mayor frecuencia o sensación de vaciamiento incompleto.
Dolor o ardor al orinar.
Dolor en la parte baja del abdomen o en la zona lumbar, en casos avanzados.
Ante cualquiera de estos síntomas, es fundamental acudir al urólogo para una evaluación oportuna.
Diagnóstico del Tumor de Vejiga
Para confirmar la presencia de un tumor, el urólogo puede solicitar:
Análisis de orina y citología urinaria: Para detectar células anormales.
Cistoscopía: Procedimiento donde se introduce una cámara a través de la uretra para visualizar el interior de la vejiga.
Biopsia: Se toman muestras del tejido tumoral para analizar su malignidad.
TAC o resonancia magnética: Para evaluar la extensión del tumor.
Beneficios de la cirugía con Láser Holmium
Eliminación del tumor y prevención de su progresión.
Preservación de la función urinaria, en muchos casos.
Reducción del riesgo de metástasis, especialmente si se detecta a tiempo.
Mejora en la calidad de vida, permitiendo al paciente recuperar su rutina normal.